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Foto del escritorAl Día Suroeste

Los cuatro principios del estoicismo

Dos estatuas de filósofos
Séneca. Tomada de https://www.elindependientedegranada.es/

Por José María Dávila Román


En el libro Vidas de los estoicos: el arte de vivir, de Zenón a Marco Aurelio de Ryan Holiday y Stephen Hanselman, se resume la filosofía de vida de los fundadores y primeros practicantes del estoicismo, corriente filosófica creada por Zenón de Citio en Atenas, antes de Cristo y que más de dos mil años después se mantiene vigente.

 

El estoicismo se resume en la búsqueda constante de ser cada día mejor, partiendo de la base de que somos imperfectos pero que eso no nos exime de trabajar en nuestra mejor versión. Los estoicos fundamentan su filosofía en cuatro principios: valor, justicia, sabiduría y moderación.

 

El valor puede ser entendido como esa capacidad de alzar la voz contra lo que es incorrecto y que puede ser solapadamente aceptado por una sociedad. Es salirse de la fila y no hacer como la gente que sigue a Vicente, que comete acciones sin reflexionar si estas son buenas o malas. Mark Twain decía que “Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría es momento de parar y reflexionar”. Y es que primeros estoicos como Catón El Joven prefirieron quitarse la vida antes que acolitar hechos de corrupción, como se vivió en buena parte del Imperio Romano.

 

Por su parte, la justicia, como la entendemos hoy, es la herramienta que permite a todas las personas sindicadas de cometer un delito de que se puedan defender, presentar sus argumentos y probar su inocencia, y, si son culpables, puedan recibir una condena proporcional a los delitos cometidos.

 

La sabiduría es el llamado permanente a tomar las mejores decisiones posibles sin dejarse enceguecer por otros factores como el ego, el poder o la avaricia. Y cumplir con disciplina y fuerza de voluntad las responsabilidades. El emperador Marco Aurelio fue un ejemplo de esto, era de los que decía que así les costara despertarse en las mañanas, debía hacerlo para cumplir su deber.

 

La moderación es la capacidad de saber parar y evitar los excesos: cuando dejar de comer, cuando dejar de beber, cuando dejar el poder.

 

Los estoicos también hacían un llamado permanente a la acción y a materializar lo que decían. No todos vivieron como pensaron, es el caso de Cicerón o de Séneca, que sucumbieron a las mieles del poder pero que luego reflexionaron en sus memorias sobre el deber ser.

 

El estoicismo también invita en no devolver el golpe con la misma moneda, y a la vez, en ser aguerridos en una posición o argumento cuando se tiene la convicción de que se está en lo correcto. Siempre en el mundo va a haber disonancia por la diversidad de pensamientos y corrientes, pero si en algo deberíamos ponernos de acuerdo es en vivir con unos principios que nos obliguen a ser mejores personas. Los mismos estoicos en sus primeros años, eran conscientes de que lo único que controlaban eran lo que decían y hacían. Si cada uno pone en acción el tener valor, la justicia, la sabiduría y la moderación seguramente estaremos aportando a un legado mejor.

 

Eso nos haría más conscientes de nuestro actuar y de nuestra búsqueda permanente por ser mejores personas.

 

A propósito de disciplina y de estoicismo, el presidente Gustavo Petro sigue con su constante de incumplir compromisos. Estaba previsto que asistiera el pasado martes al primer encuentro del “Gobierno con el Pueblo” en Barbacoas, Nariño y canceló por “tener asuntos prioritarios en Bogotá”. Es su forma de ser y no la podemos controlar, pero sí, el elegir líderes que nos conduzcan por un mejor rumbo que el que hoy transitamos.

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