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Foto del escritorAl Día Suroeste

El desarrollo moral y material del Chocó desde la mirada misionera de principios del siglo XX

Por Julio César Uribe Hermocillo

@Guarengue (X)


Iglesia en Quibdó
>>Iglesia parroquial de Quibdó, 1915. FOTO: Misioneros Claretianos

“El poblado, como de veinte casas, recibió entusiasmado la visita de los enviados del Señor. Al día siguiente ofrecíase, por primera vez, el santo sacrificio en aquellas selvas vírgenes. Muy satisfechos quedaron los Misioneros del comportamiento de aquellas sencillas gentes, sin que ninguno se resistiera a arreglar su estado por medio del santo matrimonio”. Informe de la Prefectura Apostólica del Chocó 1911-1915.[1]


A diciembre del año 1915, según el Informe de la Prefectura Apostólica del Chocó 1911-1915, esta jurisdicción eclesiástica creada en 1908 y asumida por los Misioneros Claretianos en febrero de 1909, consta de 18 parroquias. Seis de ellas se ubican en la Provincia del Atrato: Quibdó, Lloró, Neguá, Bebará, Riosucio y El Carmen; a la Provincia de Urabá pertenecen cinco: Acandí, Valle, Murindó, Vigía del Fuerte, Turbo; seis pertenecen a la Provincia del San Juan: Istmina, Nóvita, Sipí, Noanamá, Pizarro y Tadó; y la Parroquia de Pueblo Rico, que forma parte del Departamento de Caldas y comprende las viceparroquias de Ágüita y San Antonio.[2] La prefectura tiene como sede principal de gobierno a Quibdó y en calidad de Prefecto Apostólico ejerce en ese momento Francisco Gutiérrez C.M.F.


Los misioneros de Quibdó tienen a su cargo una extensión que cubre desde esta ciudad, capital de la Intendencia Nacional del Chocó, hasta la Provincia de Urabá, con diez parroquias del total de dieciocho, las cuales incluyen a su vez 41 viceparroquias. Los misioneros de Istmina, por su parte, están encargados de la Provincia del San Juan, con ocho parroquias, incluyendo El Carmen y Pueblo Rico, y 33 viceparroquias. Tanto las parroquias como las viceparroquias deben ser visitadas por lo menos una vez al año por los misioneros, con fines sacramentales, educativos y de catequesis, amén de la promoción de las dos obras que para ellos son símbolos del desarrollo material y el progreso moral de los pueblos: la iglesia y la casa cural.


Este informe, como todos los demás presentados por los misioneros entre 1909 -cuando llegaron a Quibdó, procedentes de España, para encargarse de la recién creada Prefectura Apostólica del Chocó- y 1953 -cuando comenzaron su vida institucional las jurisdicciones de los vicariatos apostólicos de Quibdó e Istmina[3]-; tiene importancia documental innegable, tanto porque si se atan los cabos sueltos se pueden deducir o extraer conclusiones importantes sobre la situación de la región en la época de presentación de los informes, lo cual es innegablemente útil para documentar periodos históricos de una región con escasez de fuentes históricas documentales; como por la explicitud de enfoques coloniales discriminatorios totalmente evidentes a lo largo de los informes; tal como se puede ver en las descripciones de los pueblos que a continuación reproducimos directamente del informe 1911-1915 de la Prefectura Apostólica del Chocó. No sin antes anotar algunos elementos de análisis y juicio sobre los contenidos y afirmaciones de los misioneros en dicho informe.


Más que descripciones, las referencias a las parroquias y viceparroquias, y a sus gentes, son sentencias categóricas o juicios sumarios, calificaciones y dictámenes finales de una especie de examen moral y material hecho por los misioneros a los sitios y lugares que clasifican indistintamente como poblados, pobladitos, poblaciones y pueblos; sitios y lugares cuyas condiciones no son satisfactorias a sus ojos y por ello no alcanzan a aprobar el examen hecho con un rasero de moralidad y de civilidad en el cual tienen primacía condiciones como el ser casados, ir a misa los domingos y fiestas de guardar, tener iglesia en buen estado, al igual que casa cural, y no tener hijos “naturales”. Un párrafo del informe, alusivo a la Parroquia de San Francisco de Asís de Quibdó, muestra en resumen la aplicación de las condiciones mencionadas: “Mucho se ha trabajado por moralizar esta parroquia, como lo confiesan aquellos que de tiempo atrás conocen esta población; sin embargo, queda muchísimo que hacer para conseguir el cambio de su fisonomía moral, pues son contados los hombres que cumplen con el precepto pascual; es más regular la asistencia a la santa misa en los días festivos; pero la medida que da a conocer el estado de su desmoralización, son los nacimientos, que acusan un 55 por 100 de hijos naturales".[4]


Presentamos, pues, en esta edición de El Guarengue, un extracto del informe de la Prefectura Apostólica del Chocó 1911-1915, donde puede el lector identificar los elementos de análisis antes anotados, en la descripción de las viceparroquias de la Parroquia de San Francisco de Asís de Quibdó: Yuto, Samurindó, Paimadó, Tanando, Campobonito, La Troje, Guayabal; y de las parroquias y viceparroquias del Atrato: Lloró, Bagadó, Cuchadó, San Nicolás de la Sierra, San Rafael de Neguá, Tutunendo, Beté, Bebará, Bebaramá, Begaes, Isleta, Aguaclara, Vigía del Fuerte, Buchadó, La Isla, Murindó, Curbaradó, Riosucio, Sautatá, Turbo, Acandí, Titumate, Unguía.


En todos los casos se ha respetado la ortografía original de los topónimos utilizada en el informe de los misioneros; por ejemplo, en los casos de Begaes, Nicoclí, Sapsurro y Capulganá.


En próximas entregas de El Guarengue, ofreceremos a los lectores las descripciones de Quibdó e Istmina que aparecen en el informe; así como las correspondientes a las poblaciones de la Provincia del San Juan.


 

Sacerdotes en una revista
Portada del Informe de la Prefectura Apostólica del Chocó 1911-1915, y los dos primeros prefectos apostólicos: Juan Gil García, fallecido en Quibdó, en 1912, y Francisco Gutiérrez, su sucesor. FOTOS: Misioneros Claretianos. Archivo El Guarengue.

Extracto del Informe oficial que rinde el Prefecto Apostólico del Chocó a la Delegación Apostólica. 1911-1915. Bogotá, Imprenta Nacional, 1916. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 118 pp. Pág. 75-82


VICEPARROQUIAS DE QUIBDÓ


Yuto. Pueblo incipiente, de unas veinte casas, con escuela de niños. Tienen adelantada la iglesia, para la que han adquirido una regular campana; tienen reunidos los materiales para la casa cural. Es población moralizada.


Samurindó. Pobladito de ocho casas, decadente en lo material, y aunque no muy floreciente en lo moral, han conseguido un bonito altar y una imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, a quien está dedicada su iglesita, cubierta de fierro. Tiene casa cural pajiza, algo descuidada; no tiene escuela.


Paimadó. Poblado de los más religiosos y moralizados de la Provincia del Atrato. Así se explica que en poco más de dos años, derribada la iglesia, que se arruinaba, han levantado otra con techo de fierro y casa cural de paja; y contra lo que acontece en otros poblados, sin necesitar de las exhortaciones ni presencia del sacerdote. El pobladito no consta más que de veinticinco casas.


Tanando. Sólo doce casas componen este poblado, del que poco hay que decir, pues con la ruina de su iglesia, parece haberse muerto su religiosidad: tan poco es el interés que se toman por su reconstrucción. Existe casa cural mediana.


Campobonito. Tiene doce casas en una hermosa planicie. Su iglesita está en regulares condiciones, dedicada a la Niña María, a quien obsequian en su fiesta anual, pintoresca por demás, cuando se dirige todo el pueblo con su Patrona a Quibdó, surcando, en variedad de canoas, las aguas del Atrato.


La Troje. Tiene iglesia y casa cural cubiertas de cinc. Compónese el poblado de treinta y cinco casas, es muy visitado de los Misioneros y deja algo que desear su moralidad.


Guayabal. Ocho casas componen este pueblo de reciente fundación, y al parecer de poco porvenir. Tiene iglesia y casa cural de paja. Aunque no muy moralizado, celebra sus fiestas anuales.


PARROQUIAS Y VICEPARROQUIAS DEL ATRATO


Parroquia de Lloró. Esta población, que tuvo en otro tiempo sacerdote permanente, se compone de cuarenta casas; tiene iglesia techada de cinc, y buena casa cural; posee una preciosa custodia; funcionan escuelas, y es frecuentemente visitada de los Misioneros.


Bagadó. Como la anterior, tendrá este poblado unas cuarenta casas, no le falta su iglesia y casa para el sacerdote, tiene escuelas y adquirió hace poco una linda imagen de La Candelaria y una urna sepulcral para las funciones de Semana Santa.


Cuchadó (San Marino). Posee iglesia en mal estado. Funcionó, hasta hace poco, una escuela de varones, y está muy atrasado en todo sentido.


San Nicolás de la Sierra. Este pueblo empieza a construirse a los lados del río Andágueda; no tiene iglesia ni casa cural; funciona una escuelita. Entre los dos pobladitos cuentan con unas treinta casas.


Parroquia de San Rafael de Neguá. Fue residencia habitual del sacerdote; hoy es un poblado decadente; la iglesia y casa cural están descuidadas. Tiene escuela de niños, y por el número de habitantes puede contarse en tercer lugar entre las poblaciones del Atrato. Tiene unas cincuenta casas.


Tutunendo. Pueblo de veinte casas con su iglesia y casa cural, en regular estado. Hace poco se adquirió una campana para este lugar, y se bendijo un altarcito construido en Quibdó. Funciona una escuela de niñas. Muchas veces gozan de la presencia de los Misioneros, por ser paso obligado de éstos para ir a la granja del Corazón de María.


Beté. Pintoresca población de unas veinticinco casas a orillas del Atrato; posee iglesia algo deteriorada, casa cural nueva; funciona una escuela de niñas notablemente concurrida. La moralidad de este pueblo, lo mismo que la de casi todos los pueblos anteriormente mencionados, deja algo que desear. Esta población va desapareciendo, merced a los derrumbes que producen las aguas del Atrato.


Parroquia de Bebará. Rica en otro tiempo esta población, hoy está casi muerta; su templo en estado ruinoso, la casa cural está regularmente conservada. Tiene escuela alternada. La corrupción de costumbres es mucha. Sólo consta de quince casas. Se visita, como Beté, con regularidad.


Bebaramá. Tiene iglesia grande techada de fierro, bien conservada; buena casa cural, aunque pajiza; hay escuela alternada; recibe varias visitas anuales de los Misioneros; el núcleo de la población está formado de sólo diez casitas.


Begaes. Pueblo desmoralizado de veintidós casas, con iglesia de fierro, casa cural pequeña e incómoda. Se le visita anualmente; acaso no tarde en desaparecer, cambiándose a la orilla derecha del río Arquía, por donde pasa el camino para Urrao.


Isleta. Poblado próximo al anterior, y poco menor que él; quedó casi totalmente destruido el año pasado por la violencia de un furioso vendaval, que hizo volar sus casas.


Aguaclara. Como pueblo incipiente está sin iglesia, ni casa cural. Se le ha visitado diferentes veces. Su población es de quince casas diseminadas. Sus moradores, bien animados para dar comienzo a su iglesia.


Parroquia de Vigía del Fuerte. Decadente en lo material, esta población de cuarenta casas, y abandonada en la instrucción y moralidad, tiene su iglesia pajiza y sin terminar, lo que poco prueba a favor de su religiosidad.


Buchadó. El estado moral y aun material de este pueblo es de lo más aflictivo y desconsolador: sin iglesia ni casa cural, ni escuela, en un poblado de treinta casas.


La Isla. Se manifiesta el despertar religioso de este pueblo, de veinticinco casas, con la iglesia de fierro que ha construido el entusiasmo de sus moradores; la casa cural está adelantada. Tiene escuela de niños, a la que asisten con mucha asiduidad.


Parroquia de Murindó. Pueblo importante, de cuya religiosidad está dando fe su nueva iglesia de fierro levantada en pocos días, con la cooperación de todos, bajo la dirección del Reverendo Padre Francisco García, y la casa cural empezada; posee escuelas completas; recibe anualmente la visita del Misionero; consta el poblado de cuarenta casas.


Curbaradó. Caserío de seis casas, abandonado.


Parroquia de Riosucio. Por el número de habitantes debe figurar esta población en segundo lugar entre las del Atrato. Consta de unas cien casas, tiene un buen aserradero, escuelas, iglesia de madera; no tiene casa cural. La enorme distancia que la separa de Quibdó, la priva de la asistencia que exige su importancia, y a eso sin duda obedece su postergación moral y aun religiosa.


Sautatá. Caserío formado por los trabajadores de un aserradero de propiedad de extranjeros. Está provisto de escuela alternada. Se piensa en levantar capilla.


Parroquia de Turbo. Población situada en el golfo de Urabá, en la desembocadura del río Atrato, es la capital de la Provincia de Urabá, dependiente del Departamento de Antioquia; está un tanto en decadencia, ya por la depreciación de la tagua, fuente principal de su riqueza, ya también por el fracaso de la colonia alemana de Puerto César. Creemos necesario llamar la atención de los Gobiernos Departamental y Nacional sobre la gran importancia geográfica y comercial de este pueblo. En nuestra visita de mayo último vimos, con pena, la indiferencia religiosa y desmoralización que todo lo invade; nos esforzamos por levantar los espíritus de tan vergonzosa situación; el fruto fue muy escaso. Conseguimos, sin embargo, reanimar algún tanto la piedad de un buen número, para dar comienzo a las obras del templo, de que hasta hoy carece, en cuya edificación se está trabajando por varios vecinos con la mejor voluntad. Muy doloroso fue para los Misioneros no poder volver para ponerse al frente de los trabajos, según promesa que habíamos hecho al pueblo; las enfermedades y los vientos contrarios nos lanzaron violentamente a Cartagena, cuando nos dirigíamos por segunda vez a Turbo. Por esta misma razón no pudimos visitar sino sólo el poblado de Nicoclí, de los muchos que pertenecen a esta parroquia. Nos contentaremos con apuntar los nombres de los más principales. En la costa del golfo, partiendo de Turbo a Cartagena, se encuentran, a cinco horas de Turbo, Caimán Nuevo, río en donde moran como unos 100 indios; como a dos horas de la boca de ese río está Nicoclí. poblado como de sesenta casas; a un día de Nicoclí se encuentra Zapata, poblado algo menor que Nicoclí; navegando algunas horas llégase a la boca del río San Juan, donde se halla el poblado de su nombre, como de cien casas; a breve distancia se encuentra el pobladito llamado Arboletes, límite de la Prefectura con la Arquidiócesis de Cartagena. A la izquierda de Turbo, y en el golfo, encuéntrase Puerto César, poblado más importante por haber sido el centro de los trabajos establecidos por la colonia alemana, exportadora de bananos, que por el número de sus habitantes. Caminando unas tres horas llegamos a las bocas del caudaloso río León; en él y en sus afluentes se encuentran varios poblados, como Micuro, Chigorodó, Churidó, Vijagual y Vijagualito.


Parroquia de Acandí. Situada en la parte occidental del golfo de Urabá, se compone de unas ciento veinte casas, distante como cinco horas del río La Miel, límite con Panamá. Tiene algún comercio con Cartagena. Por su situación geográfica merece toda la atención del Gobierno, y es urgente el establecimiento de una oficina telegráfica que ponga en comunicación la primera población del golfo de Urabá con el resto de la República. Esta medida y el hacer llegar hasta su puerto los buques que viajan de Cartagena a Quibdó, y viceversa, acaso fueran principio de un nuevo período de progreso material. Su estado moral y religioso es lamentable. La última visita girada en mayo de este año fue poco satisfactoria; en los diez días que duraron los Misioneros, fueron en muy corto número los indígenas que se presentaron para recibir los sacramentos del bautismo y confirmación; sólo tres parejas se unieron en santo matrimonio, sin ser bastantes las instrucciones, avisos y aun amenazas para hacer entrar en sí a tantos que vivían en vergonzoso concubinato. El desencanto de los Misioneros fue tanto mayor cuanto eran más ardientes los votos que en memorial firmado por los principales del pueblo y dirigido a la Prefectura pocos meses antes, hacían por recibir la visita. Porque no careciese de templo un poblado tan importante, propúsose la idea de su construcción, y aunque hubo de parte de algunos habitantes algunas ofertas generosas, no hallamos el ambiente bastante preparado. Es cierto que la enfermedad que acometió a uno de los Misioneros abrevió los días de nuestra visita, y acaso no llegó a conocimiento de todos en tiempo oportuno para acudir a donde estaban a disfrutar de los beneficios de la Misión, tanto más cuanto que habíamos prometido la vuelta a Acandí, después de visitar los pobladitos de Sapsurro y Capulganá.


Titumate. Saliendo de Acandí, llégase con viento favorable en unas seis horas a un pobladito de veinte casas llamado Titumate. Sus habitantes aprovecháronse bastante de la visita de los Misioneros, y aunque su estado moral no sea satisfactorio, hallamos, en general, los ánimos bien dispuestos; por supuesto que no posee iglesia ni casa cural.


Unguía. Dos días gastaron los Misioneros para llegar desde Titumate a Unguía. El camino se hace por mar hasta entrar en el Atrato por la mayor de sus bocas, llamada Tarena. Aquí los Misioneros estuvieron a punto de perecer debajo de las ondas. Desde este punto hasta Unguía no se encuentra ni un miserable rancho, habiendo de atravesar las extensísimas ciénagas de Marriaga y Arquía, en una de las cuales, expuestos a la intemperie, hubieron de hacer noche los Misioneros. La entrada al poblado es forzoso hacerla sobre un sillero, con peligro de hundirse en los muchísimos lodazales que forma el río Unguía, desbordado por el bosque. El poblado, como de veinte casas, recibió entusiasmado la visita de los enviados del Señor. Al día siguiente ofrecíase, por primera vez, el santo sacrificio en aquellas selvas vírgenes. Muy satisfechos quedaron los Misioneros del comportamiento de aquellas sencillas gentes, sin que ninguno se resistiera a arreglar su estado por medio del santo matrimonio.


Recorte de una revista
División Eclesiástica de la Prefectura Apostólica del Chocó, 1915. Tomada del Informe de la Prefectura, 1911-1915. Misioneros Claretianos.
 

[1] Informe oficial que rinde el Prefecto Apostólico del Chocó a la Delegación Apostólica. 1911-1915. Bogotá, Imprenta Nacional, 1916. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 118 pp. Pág. 82

[2] Ibidem. Pp. 70-71. División eclesiástica de la Prefectura Apostólica del Chocó.

[3] Otros informes de la Prefectura citados en diversos artículos de El Guarengue son: *Bodas de Plata Misionales de la Congregación de Misioneros Hijos del I. Corazón de María en el Chocó 1909 – 1934. Quibdó, 14 de febrero de 1934. 228 pp. *Informe de la Prefectura Apostólica del Chocó 1909-1929. 326 pp.

[4] Ibidem, pág. 73.

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